¡Imbéciles y despiadadas las personas que dicen aburrirse de otras personas! No son más que excusas burdas para tapar que en realidad se aburren de sí mismas, se aburren de su propia monotonía. ¡Son cobardes, pues temen a transformarse a sí mismas y sus situaciones! ¡Disfrazan su crueldad en premisas con la mayor semejanza a un altruismo desmedido, hermoso y de una ternura rebosante!
Finalmente, el aspecto contemplativo de las construcciones será lo más cerca que estaré de la construcción misma.
-Sé que mañana ya no pensaré así, y que finalmente sabré que sí es ella-
Rabia contra mí, camuflada en rabia a una inocente.
¡Cobardía infinita, que no me permitiste decir aquello que realmente quería decir!
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