domingo, agosto 28, 2011

Siguen siendo Señores de la Gleba

Llenas de orgullo y ego fueron las palabras alguna vez proclamadas por quien, para los sofistas de Sócrates y los acusadores actuales, es el soberbio fueron dichas y siguen en pie: "El acusado de soberbia no es más que el producto del cabizbajo" y justamente sigue siendo así, sustentado en su esencia inmanente y en como se manifiesta y se ha manifestado. ¡Seguid hablando falsedades sustentadas en creencias, pues así quitan todo lo agudo que puedan ser sus palabras! Comprenderán esos enaltecidos Señores de la Gleba que los ilustrados se acercan cada vez más a la transformación de su calma imperante, comprenderán también que la sabiduría se les disfraza de soberbia frente a sus ojos incapaces de hacer razón a la realidad. Caen y caerán en lo ciego de las burdas críticas que hacen parir dolor a la crítica crítica, que se estremece ante aquellas palabras.

Sigue calma la crítica crítica, pues no se necesita más que unos esbozos de palabras para hacer caer como cual idealista en la lógica del siglo XX, sus palabras banales propias de sus longevas formas de pensar

miércoles, agosto 10, 2011

Arranque de rabia


¡Imbéciles y despiadadas las personas que dicen aburrirse de otras personas! No son más que excusas burdas para tapar que en realidad se aburren de sí mismas, se aburren de su propia monotonía. ¡Son cobardes, pues temen a transformarse a sí mismas y sus situaciones! ¡Disfrazan su crueldad en premisas con la mayor semejanza a un altruismo desmedido, hermoso y de una ternura rebosante!
Finalmente, el aspecto contemplativo de las construcciones será lo más cerca que estaré de la construcción misma.
-Sé que mañana ya no pensaré así, y que finalmente sabré que sí es ella-


Rabia contra mí, camuflada en rabia a una inocente.
¡Cobardía infinita, que no me permitiste decir aquello que realmente quería decir!

domingo, agosto 07, 2011

...Es del corazón

Ver al pueblo encaminado a la Revolución es tan emocionante para un revolucionario como ver a un hijo dando los primeros pasos, y es justamente eso lo que experimenta el revolucionario que construye los procesos revolucionarios junto a su pueblo.
La felicidad individual no importa, las vidas individuales no importan, pues nuestros objetivos individuales cumplen en sí con todos los individuales, porque la felicidad de todo un pueblo es la felicidad que permite la individual.
Cuando un revolucionario se libra de las cadenas del individualismo se puede llamar tal, aun cuando éste no sea un título de honor, sino un oficio del cual estar orgulloso, pues demanda día y noche y la vida completa si fuera necesario

martes, agosto 02, 2011

¡Enfermos!

No hay nada peor para un revolucionario que se ilusiona con las construcciones del pueblo que decepcionarse del pueblo mismo.
Las luchas políticas sobre el nivel revolucionario no tienen sentido, pues las mismas organizaciones que dan las luchas no comprenden la revolución como un proceso que se da conjuntamente al pueblo, sino que lo comprenden como la acumulación de fuerza y masa dentro de sus monstruos de organizaciones; generan fuera, mas no poder, y es justamente eso, lo que no permite el desarrollo necesario del pueblo mismo.
Enfermos de sediciones están aquellos que pretenden ser la vanguardia del pueblo en la revolución. ¡Enfermos de soberbia y cobardía están aquellos que pretenden entregar la alternativa a este sistema de miserables y acaparadores!

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