domingo, mayo 27, 2012

El ser pretencioso

Sí, por ser pretencioso podrían no entenderme.
Podría ser Teseo y su valentía u Orfeo y su lira que hace dormir a las más terribles bestias, que reúne a los hombres para ser escuchadas y enamora a la bella Eurídice.
Podría ser el Odiseo y su fuerza, que para la voluntad no es tanta.
Podría ser una intención, que por más que sea dicha no necesariamente es demostrada como tal.
Podríamos matar el tiempo y así todo lo que haga o diga será un momento, cuando sea un momento nos podríamos reír del sinsentido que tiene todo eso para nosotros.

martes, mayo 22, 2012

Un Feudo

Si el nombre del hombre se escurre de boca en boca no hay más alternativa que aquel nombre se embarre de la sedición e intención de la boca ajena que le nombra.
¿Acaso sería mejor que fuese el Señor de un Feudo? así no dudarían de su procedencia, más sencillamente se le recriminaría en el acto.
Al parecer aun que dos planetas estén a distancia considerable, el espacio que les separan no está vacío, tan separados no están, solo distantes.
Un Feudo, un Señor
Un Feudo y un Señor del cual se sabe donde llegará.
Un Feudo es para los viejos.

lunes, mayo 14, 2012

Alejandra's

Sí, Martín. Sí, te entiendo y no sabés cuanto, pero aún me pregunto si alguna vez te has preguntado lo terrible de pensar "¿Cuántas Alejandra caminan por nuestros barrios?" ¿Ya te diste cuenta que cada una son dos? Cuando se aparecen en nuestro firmamento no podemos hacer más que observar su superficie, aun que a veces con ayuda de un poco de fe nos pareciera que les estamos tocando y besando. No, no son ellas...
Más terrible, bien lo sabrás ya, no es cuando desaparecen, sino cuando aparecen y entre risas y malhumores nos dejan pisando en una cuerda floja.
Entre café y el cigarro que siempre prenden -a veces lo prendo yo- nos pareciera dar la extraña sensación que están ahí, aún cuando sabemos que la diferencia entre los dos tipos de mujeres de las que me hablabas en ellas no caben.
Podríamos sentarnos en una plaza, Martín, si es de Buenos Aires o Santiago no importa, pues la distancia que tendríamos hacia ella sería más o menos la misma. Podríamos describirlas infinitamente; en cada descripción serían más hermosas y en cada cual nos parecerían más terriblemente desconocidas y nos terminaríamos dando cuenta que en cada descripción les queremos más.

miércoles, mayo 09, 2012

Fue un infierno

Sí, definitivamente podría describir cada momento comparándolos con las más bellas de las expresiones del hombre o de la naturaleza. Es que, sí, si hiciera eso, aparentemente podría decir que comprendo lo que describo, pero no, es pura charlatanería.
Él ya lo ha descrito, cada una de las características; desde los ojos verdes, por el pelo rojizo hasta esas líneas en la boca que hace parecer que siempre está enojada. Las desapariciones espontáneas de la realidad en una mirada perdida. La sensación de la duda luego de no verle en mucho tiempo, y no cambiar la situación hasta que decide ella cambiarla.
El "Qué" es la pregunta más acertada. (No se preocupe, señor, no nos interesa contestarla, por lo demás.~)
El orden de las cosas, se preocupaban los filósofos de responder...ya no
El orden de los tiempos.
El orden.
Orden.
Él.


l'amour est le fait de la liberté, decía una vieja canción francesa.

lunes, mayo 07, 2012

Todo se junta


Luego, levantando la mirada y al ver que los ojos de Martín brillaban,
añadió:
—Pero con una condición, Martín. Los ojos de Martín se
apagaron.

E1 lunes esperó su llamado, pero en vano. El martes, impaciente, la llamó
a la boutique. Le pareció que la voz de Alejandra era áspera, pero podía ser por
el trabajo. Ante la insistencia de Martín, le dijo que lo esperaba a tomar un café
en el bar de Charcas y Esmeralda.
Martín corrió al bar  y  la encontró esperándolo:  fumaba mirando hacia la
calle. El diálogo fue corto porque ella tenía que volver al taller. Martín le dijo
que quería verla tranquila, una tarde entera.
—Me es imposible, Martín.
Al ver los ojos del muchacho empezó a golpear con una boquilla que tenía,
mientras parecía pensar y sacar cuentas. Su ceño estaba fruncido y su expresión
era de preocupación.
—Ando muy enferma —dijo al cabo.
—¿Qué te pasa?
—Qué no me pasa, sería mejor decir.
Sueños atroces, dolores de cabeza (en la nuca, que luego se extendían a todo
el cuerpo), centelleos en los ojos.
—Y como si todo eso fuera poco, esas campanas de iglesia. Una mezcla de
hospital e iglesia, como ves.
—Así que por eso no me podes ver —comentó Martín con ligero sarcasmo.
—No, no digo eso. Pero todo se junta, ¿comprendes?
“Todo se junta”, se repitió para sí Martín, sabiendo que en ese “todo” estaba
lo que más lo atormentaba.
—¿De modo que te es imposible verme?
Alejandra mantuvo por un instante la mirada del muchacho pero luego bajó
los ojos y se puso a golpear con la boquilla contra la mesa.
—Bueno —dijo, por fin—, nos veremos mañana a la tarde.
—¿Cuánto tiempo? —preguntó ansioso Martín.
—Toda la tarde, si querés —agregó Alejandra, sin mirar y sin dejar de dar
golpecitos con la boquilla


E.S

sábado, mayo 05, 2012

S

No te quiero como tú me quieres, tranquila, mas tampoco te quiero como crees que te quiero.
Preguntar por qué o para qué no va conmigo, preguntemos "Qué", así las cosas serán más sencillas

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