Si el nombre del hombre se escurre de boca en boca no hay más alternativa que aquel nombre se embarre de la sedición e intención de la boca ajena que le nombra.
¿Acaso sería mejor que fuese el Señor de un Feudo? así no dudarían de su procedencia, más sencillamente se le recriminaría en el acto.
Al parecer aun que dos planetas estén a distancia considerable, el espacio que les separan no está vacío, tan separados no están, solo distantes.
Un Feudo, un Señor
Un Feudo y un Señor del cual se sabe donde llegará.
Un Feudo es para los viejos.
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