¿Sabes? Ninguna perdida material provocada por ti se compara con la tristeza que me has hecho sentir por tu perdida de conciencia, ser culpable tú de ello...
No me habrás quitado el sueño, pero sí las fuerzas por un momento. No te preocupes, que seguiré en mi camino, pues el producto final de tu acto no fue la pérdida de esperanza, sino solo una lagrima recorriendo los surcos de la cara que se hace ver por ti, y que tú sin saberlo dañaste más profundamente de lo que pensaste.
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