viernes, diciembre 10, 2010

Para bien, o para mal, el mundo ha sido siempre igual...

La inflexible distancia conjugada con la frialdad del tiempo frío e inconstante nos hacen recordar día a día que cada vez falta menos para llegar al final de una larga espera o bien de un ciclo que consta de una finalidad en sí mismo, a pesar que para éste no pasa el tiempo.

 La misma distancia se termina resolviendo en un razonamiento que concluye que su importancia es cero, pues vulgarizaría cualquier breve, pero fuerte sentimiento fugaz, pero siempre constante...

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