En la incongruencia del desarrollo del día a día vemos la falta de lógica del arquetipo en nuestras relaciones sociales macabras y sin sentido de la realidad en un oscuro juego de rol, en el cual las piezas se mueven a ojos vendados entre los arboles y calles que les recuerdan, tan solo con su ruido, que no necesita los ojos para darse cuenta de la realidad, pues ésta representada en imágenes o ruidos sigue siendo la misma, la misma puta de aquellos que la controlan.
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