La micro se va llenando de ancianas abstraídas de sí mismas que espera que algún joven les de su energía a través de una entregada de asiento. Gente con crucigramas intentando completarlo, sin embargo ni siquiera saben que el tipo de la foto es Pericles. Mujeres bellas con labios tan rojos como el color de la sangre que tiñe esta realidad, y con gafas de sol que le cambian la percepción de su propia realidad, pero vacías ¿ Quién no es vació en estos días patas para arriba?. Letras horripilantes por el vaivén de ésta. Algunos se hablan rompiendo los esquemas, pero conservando siempre la fría proxemia que resguarda la formalidad de la situación poco formal. Celulares que suenan, recordando, que incluso en una incomoda y sofocante situación pueden cargarle más problemas.
Un joven va sentado en una micro donde la vida de todos va pasando tan rápido como a éste le gustaría que fuera la micro, va visualizando el cómo la gente se va desgastando en la rutina del día a día y, lo más terrible para él, es que ni siquiera sus pares jóvenes se escapan de esa situación, ni siquiera un mujer hermosa y pretenciosa es capaz de darse cuenta que por los lugares en los que ella pasa se contrasta avariciosamente con el lugar en el cuál ella subió a este tubo enruedado que la lleva al lugar donde sus condiciones serán las mismas en las que se subió.
Estáticos permanecieron todos hasta que el joven se bajó y estáticos seguirán todos incluso para cuando el joven haya muerto, o por lo menos eso es lo que piensa ahora el joven con pavor.
"Nadie combate la libertad; a lo más combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos."