martes, febrero 07, 2012
Plan
Entonces un enrevesado plan se hace necesario para la reconquista de lo que pensamos que merecemos.
sábado, febrero 04, 2012
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Y aquí estamos de nuevo, intentando re-comenzar una ves más.
Todo lo que se pueda teorizar sobre aquello no se puede concebir con una teorizacion previa a su teorizacion.
Para construir un mundo nuevo y una relacion nueva sera necesario eliminar todas las determinaciones que nos cegaran una y otra vez al comenzar una y otra vez.
Sera bueno, quizás, no volver a comenzar una y otra vez, sino dejar de comenzar. Estudiar el pasado desde el presente.
Nos encontraremos, entonces, una vez mas caminando, conversando o disfrutando de algún cliché conmigo, una vez diciendo "no tengo nada que enseñar"
Otra vez...
Después de todo
nos volveremos a encontrar.
El verano tenderá sus manteles en el suelo
para que dispongamos nuestras provisiones
y tú seguirás bella
como la canción El Vino de Mediodía
que el loco tocaba en la leñera.
Después de todo
hay tantas y tantas tierras.
Yo no me impaciento.
tenemos todos los años del mundo para recorrerlas
hasta que de nuevo estemos juntos
y tú me contarás
que una vez me conociste
en un pequeño planeta que yo no recuerdo
un planeta llamado Tierra
y vas a hablarme
de casas visitadas por la luna;
billetes de apuesta a los hipódromos,
nuestras iniciales dibujadas con tiza blanca
en un muro en demolición.
Equivoquémonos todo lo que queramos.
La tierra del desamor no existe
ante el gesto tuyo de mostrar las magnolias
de una plaza de barrio,
tu cabeza en mi hombro,
la clara música nocturna de tu cuerpo.
Un gesto rehace todo:
cuando la casa se incendia
su vida sigue entera
en la hoja chamuscada de un cuaderno,
el alfil sobreviviente del ajedrez.
En otro lugar, lejos de esta tierra y de su tiempo
espero tu rostro
donde se reúnen todos los rostros que he amado,
y comenzaremos a ser otra vez los desconocidos
que hace años se miraban y miraban
sin atreverse a decir que iban a amarse.
Jorge T.
nos volveremos a encontrar.
El verano tenderá sus manteles en el suelo
para que dispongamos nuestras provisiones
y tú seguirás bella
como la canción El Vino de Mediodía
que el loco tocaba en la leñera.
Después de todo
hay tantas y tantas tierras.
Yo no me impaciento.
tenemos todos los años del mundo para recorrerlas
hasta que de nuevo estemos juntos
y tú me contarás
que una vez me conociste
en un pequeño planeta que yo no recuerdo
un planeta llamado Tierra
y vas a hablarme
de casas visitadas por la luna;
billetes de apuesta a los hipódromos,
nuestras iniciales dibujadas con tiza blanca
en un muro en demolición.
Equivoquémonos todo lo que queramos.
La tierra del desamor no existe
ante el gesto tuyo de mostrar las magnolias
de una plaza de barrio,
tu cabeza en mi hombro,
la clara música nocturna de tu cuerpo.
Un gesto rehace todo:
cuando la casa se incendia
su vida sigue entera
en la hoja chamuscada de un cuaderno,
el alfil sobreviviente del ajedrez.
En otro lugar, lejos de esta tierra y de su tiempo
espero tu rostro
donde se reúnen todos los rostros que he amado,
y comenzaremos a ser otra vez los desconocidos
que hace años se miraban y miraban
sin atreverse a decir que iban a amarse.
Jorge T.
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